Situación actual de la disponibilidad natural del agua en Venezuela
La planificación del manejo y gestión de los recursos hídricos en Venezuela se
inicia hacia la década de los años 1950, y experimenta un desarrollo
significativo en las décadas siguientes, debido principalmente al interés en
incrementar la oferta, básicamente mediante la construcción de sistemas de
presas, embalses e infraestructura de riego. Los aportes provenientes de la
exportación de petróleo, en una situación de precios ventajosos, permitió que
el Estado hiciera fuertes inversiones en desarrollos de aprovechamiento
hidráulico, algunos, aún hoy en día, no plenamente utilizados.
En 1977, se crea el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (MARNR), ente que asume gran parte de las competencias del disuelto Ministerio de Obras Públicas y de otros organismos como el Ministerio de Agricultura y Cría. Con la creación del MARNR, tanto la fase de planificación del aprovechamiento de los recursos hídricos como los aspectos relacionados con la protección y conservación, quedan bajo la responsabilidad de un solo ente ministerial.
La disponibilidad natural de agua en Venezuela está constituida por el balance entre las entradas, representadas por la precipitación y los aportes laterales provenientes de Colombia, y las salidas representadas por las pérdidas por evaporación, evapotranspiración y flujos transfronterizos hacia Brasil y Guyana.
Precipitaciones
La distribución geográfica de la precipitación en Venezuela presenta un marcado contraste latitudinal entre el sur y el cinturón norte-costero. Las altas precipitaciones de la zona ubicada al sur de los 6º N es el resultado de la combinación de varios factores meteorológicos, entre los cuales uno de los más importantes es la llamada Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) y el tiempo que ella permanece sobre dicha área. El cinturón norte-costero, presenta condiciones de sub-húmedas a secas en gran parte de su extensión. El rango de la precipitación anual es de valores superiores a los 4000 mm, en el sur del estado Bolívar a 260 mm en La Orchila.
En 1977, se crea el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (MARNR), ente que asume gran parte de las competencias del disuelto Ministerio de Obras Públicas y de otros organismos como el Ministerio de Agricultura y Cría. Con la creación del MARNR, tanto la fase de planificación del aprovechamiento de los recursos hídricos como los aspectos relacionados con la protección y conservación, quedan bajo la responsabilidad de un solo ente ministerial.
La disponibilidad natural de agua en Venezuela está constituida por el balance entre las entradas, representadas por la precipitación y los aportes laterales provenientes de Colombia, y las salidas representadas por las pérdidas por evaporación, evapotranspiración y flujos transfronterizos hacia Brasil y Guyana.
Precipitaciones
La distribución geográfica de la precipitación en Venezuela presenta un marcado contraste latitudinal entre el sur y el cinturón norte-costero. Las altas precipitaciones de la zona ubicada al sur de los 6º N es el resultado de la combinación de varios factores meteorológicos, entre los cuales uno de los más importantes es la llamada Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) y el tiempo que ella permanece sobre dicha área. El cinturón norte-costero, presenta condiciones de sub-húmedas a secas en gran parte de su extensión. El rango de la precipitación anual es de valores superiores a los 4000 mm, en el sur del estado Bolívar a 260 mm en La Orchila.
Evaporación
La variación geográfica de la evaporación depende de los patrones espaciales de temperatura, radiación, vientos y de la cantidad de humedad disponible. La evaporación anual medida en tina (evapo-rímetros tipo “A”, de los que a partir de 1984 quedaron muy pocos instalados en el país), presenta una variación geográfica entre valores un poco menores a 1500 mm, en tierras altas, a más de 2500 mm en regiones secas con altas temperaturas, donde es mayor la demanda evaporativa.
Escorrentía
Con relación a la escorrentía, existen en Venezuela dos grandes vertientes hidrológicas: la del océano Atlántico, que abarca un 82 % del territorio nacional y la del mar Caribe, que incluye los ríos que drenan directamente hacia el mar o indirectamente a través de la cuenca del Lago de Maracaibo. Estas vertientes están delimitadas por el arco montañoso de la cordillera de Mérida, cordillera de la Costa y cordillera Oriental. Las características de caudal y volumen de agua están señaladas en la tabla 1.
Un aporte muy importante a las cuencas del río Orinoco y del Lago de Maracaibo proviene del territorio colombiano. Entre las salidas transfronterizas, están las aguas que drenan hacia la cuenca del río Amazonas, a través del brazo Casiquiare y a la cuenca del río Esequibo. (Tabla 2)
Aguas subterráneas
Con relación a las aguas subterráneas la situación es menos conocida que con las superficiales. Rodríguez-Betancourt y González-Aguirre en un trabajo sobre el Manejo de los Recursos Hídricos en Venezuela (IWMI, México, 2000), señalan que en el país se han podido identificar:
(a) acuíferos de gran potencialidad como los de la Mesa de Guanipa (estado Anzoátegui), sur de Monagas, sistema del río Guárico, Llanos de Barinas y Llanos de Apure;
(b) acuíferos con potencial medio en Barlovento y Valle de Caracas; y
(c) acuíferos en vías de agotamiento en el valle de Quibor (Lara) y en Coro (estado Falcón).
Esta información está basada en datos de la Dirección de Hidrología del MARNR de 1995.
Escenarios del cambio climático en Venezuela
Como parte del seguimiento de las recomendaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), efectuada en Brasil en junio de 1992, se está llevando a cabo en todos los países la preparación de las Comunicaciones Nacionales en Cambio Climático. En este sentido, el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MARN) ha venido realizando junto con otros organismos e instituciones las actividades necesarias para la preparación de la Primera Comunicación Nacional de Venezuela en Cambio Climático.
Entre los objetivos de la Comunicación Nacional está la evaluación de los posibles impactos de los cambios climáticos sobre los recursos hídricos del país; trabajo que actualmente se está ejecutando y que debe generar una visión preliminar hacia las próximas décadas, de las tendencias con relación a la disponibilidad de agua -para distintos usos- en las diferentes regiones del país.
Escenarios de cambio climático
A pesar de los grandes avances que han experimentado las ciencias atmosféricas en las últimas décadas, aún no estamos en capacidad de hacer predicciones del clima futuro. Los modelos de circulación general de la atmósfera o modelos climáticos, nos permiten hacer proyecciones hacia el futuro, en forma de escenarios basados en premisas de condiciones actuales y en hipótesis de crecimiento demográfico, de comportamiento económico de los diferentes países y de la efectiva implementación de medidas de mitigación.
Una proyección del clima es la respuesta del sistema climático a escenarios de emisión de gases de efecto invernadero y aerosoles, que resultan de proyecciones del crecimiento demográfico, económico y tecnológico en las distintas regiones del mundo; proyecciones que están sujetas a diferentes grados de incertidumbre.
Los escenarios de cambio climático, que para Venezuela, se han generado en dicho proyecto, han seguido los lineamientos impartidos por el IPCC. Los resultados generales indican cambios en la precipitación anual entre -2,0 y -8,7 % para los años 2020, 2040 y 2060, y cambios en la temperatura media anual entre 0,5º y 1,8º C para los mismos años.
Posibles impactos sobre los recursos hídricos
La parte del Proyecto relacionada con los posibles
impactos de los cambios climáticos sobre los recursos hídricos en Venezuela,
aún está llevándose a cabo en el Centro Interamericano de Desarrollo e
Investigación Ambiental y Territorial (CIDIAT). En él se plantea la simulación
de la escorrentía en cuencas seleccionadas, el análisis y evaluación de las
respuestas hidrológicas a cambios en la precipitación y temperatura, producidos
por el forzamiento del cambio climático, así como una evaluación preliminar de
los posibles efectos sobre los almacenamientos subterráneos y la variación en
la oferta en función de los diferentes usos del recurso.
De manera preliminar, se pueden señalar algunas
apreciaciones relacionadas con la parte de impactos. En primer lugar, el
problema hay que dividirlo en dos grandes aspectos: el uso consuntivo y el uso
no-consuntivo del agua.
Entre los renglones de uso consuntivo del agua, la
destinada para la agricultura reviste cierta importancia, ya que en Venezuela
la demanda de agua para riego es cada vez mayor. En un estudio realizado por
González (González, A. 2000. “Infor-me Nacional sobre la Gestión del Agua en
Venezuela”. Caracas), se indica que la demanda agregada nacional alcanzaba a
11.907 Mm3, para finales de la década de 1990. A pesar de que existe una
importante superficie del país dotada de infraestructura de riego, muchos de
los sistemas, instalados hace ya varias décadas, requieren cuantiosas
inversiones para su eficiente funcionamiento.
Los efectos del cambio climático sobre los recursos
hídricos para uso consuntivo, requieren ser analizados junto con los efectos
directos e indirectos sobre los cultivos, que incluyen rendimientos agrícolas,
pestes y enfermedades y cría de animales. Sobre estos aspectos se ha hecho un
importante progreso en diferentes regiones del mundo, pero muy poco en
Venezuela. Las zonas más vulnerables son las que experimentan importantes
fluctuaciones pluviométricas interanuales (zonas de transición entre climas
subhúmedos y secos), donde la menor cantidad de humedad disponible, junto a
mayores pérdidas por evaporación pueden reducir la capacidad de producción. En
el caso de agricultura de secano, los efectos pueden conducir a una disminución
de la superficie bajo cultivo, y en el caso de agricultura bajo riego, si no se
aumenta su eficiencia, se pueden ver afectados los rendimientos o incluso el
área sembrada; ya que de acuerdo con los escenarios propuestos habría una
disminución significativa de la cantidad de agua disponible y un incremento de
las pérdidas por evaporación. Por ejemplo, una disminución de la precipitación
en el orden del 10%, acompañada por un incremento en la evapotranspiración del
15%, podría inducir a una disminución de hasta 30% de la superficie bajo riego,
si no se toman medidas adecuadas de mitigación y adaptación.
Además de los posibles efectos, antes señalados, las
alteraciones en el patrón de las lluvias (variación temporal) pueden afectar el
calendario de las actividades agrícolas; por ejemplo, pueden obtenerse menores
rendimientos en zonas semiáridas donde los cambios en las precipitaciones,
temperatura y evaporación, reduzcan la cantidad de agua disponible para los
cultivos.
F.W.
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