noviembre 08, 2012

Los fenómenos extremos (FW)

Los fenómenos extremos, como los veranos muy secos y los inviernos con riesgo de inundaciones, también se relacionan con los desequilibrios provocados en el planeta por la actividad humana y los cambios climaticos. El planeta vivió el periodo enero-marzo más caliente del que se tenga registro. La frecuencia de sequías acentuadas se multiplicará por dos, alerta la Organización Mundial de la Salud.

Venezuela estaba ayer, de acuerdo con el mapa del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología, bajo una nube. Por ejemplo, el estado Anzoátegui estaba parcialmente nublado, pero no se anticipaban precipitaciones. Para Amazonas y Bolívar, en cambio, se pronosticaron lluvias y lloviznas dispersas. Hasta hace unas semanas, la sequía ahogaba a Bolívar. Las primeras víctimas del verano fueron sus ríos; también, el embalse de Guri, que alimenta el Complejo Hidroeléctrico Simón Bolívar (que atiende casi 70 por ciento de las necesidades energéticas del país).

Los fenómenos extremos son característicos del cambio climático, del cual Venezuela es otra víctima más. “Todos somos víctimas del cambio climático. Todos estamos ‘aguas abajo’ de algo”, reflexiona Cristóbal Francisco, viceministro de Aguas y Presidente de Hidroven.
La Administración Nacional Océanica y Atmosférica de Estados Unidos, en un reporte especial divulgado el 15 de abril, advirtió que las temperaturas de la superficie de la tierra y los océanos fueron las más calurosas de cualquier mes de marzo. “El planeta ha vivido el cuarto periodo enero-marzo más caliente del que se tenga conocimiento”, destacó la NOAA, por sus siglas en inglés.

El fenómeno El Niño, que causó estragos este año en Venezuela, seguirá influenciando el comportamiento durante toda la primavera en el hemisferio norte. “Incluso durante la fase de declive de El Niño, las condiciones asociadas continuarán actuando sobre los patrones climáticos” por varios meses más, subraya el reporte de la Administración estadounidense.

El Niño no es atribuible en ciento por ciento al cambio climático, porque se presenta desde hace más de un siglo, “pero se ha intensificado, especialmente en este último episodio, y esto tiene que ver con un componente de comportamiento errático del clima”, declaró Francisco al Correo del Orinoco. “Si hay pérdida de bosques, eso incide en la retención de las lluvias”.

El calentamiento global altera el ciclo hidrológico. “El agua que se evapora y que se cae es la misma siempre. Si no hay una distribución homogénea de esas precipitaciones, tenemos abundante lluvia en algunos sitios, y pocas lluvias o sequía, en otros”, describe.

Por lo tanto, los aguaceros que antes se descargaban en cantidades normales, ahora pueden llevar a inundaciones o desbordamiento de los cauces debido a que aumenta la cantidad de agua. A esto se le suma que la población tiende a ocupar los espacios dejados por los cursos de agua; por eso, cuando el río retoma su camino, puede ocurrir una tragedia.

Lo cierto es que la nación sufrió la sequía más severa en cien años debido al fenómeno El Niño y al cambio climático, admitió el ministro del Poder Popular para el Ambiente, Alejandro Hitcher, en entrevista con VTV, reseñada por la agencia estatal de noticias ABN.

La creciente variabilidad de las precipitaciones “afectará probablemente al suministro de agua dulce, y la escasez de esta puede hacer peligrar la higiene y aumentar el riesgo de enfermedades diarreicas, que matan a 2,2 millones de personas cada año”, asevera la Organización Mundial de la Salud en un documento sobre el desorden del clima. “En los casos extremos, la escasez de agua causa sequía y hambruna. Se estima que en la última década de este siglo el cambio climático habrá ampliado las zonas afectadas por sequías, multiplicando por dos la frecuencia de sequías extremas, y por seis su duración media”.

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